En la calle principal donde se ubica el laboratorio donde trabajo están remodelando las aceras como parte de unas mejoras al área. Están rompiéndolas y contruyéndolas nuevas ya que gran parte se encontraba en deterioro y no cumplían con las nuevas regulaciones de tener accesos para impedidos. Mientras tanto, es un poco incómodo, sobre todo para los estacionamientos. Pero tenemos que verlo a largo plazo. Cuando el proyecto termine vamos a contar con un mejor acceso para nuestros pacientes, sin hablar de lo renovado que se verá el área, lo cual es bueno para todos. Y es que a veces no nos gusta pasar por situaciones incómodas o difíciles, pero lo que no se renueva, se deteriora y se queda obsoleto. Esto me recordó el pasaje que aquí comparto donde Pablo nos exhorta a renovar nuestro entendimiento. Esto es un constante buscar aprender más de Dios, estudiar cada día su Palabra y buscar su rostro. Puede sucedernoa cuando llevamos un tiempo en la fe y hemos escuchado muchas predicaciones, hemos leído ya la Biblia completa, hemos cursando estudios bíblicos, que erróneamente podemos llegar a pensar que ya no hace falta seguir escudriñando tanto las escrituras. Y es que, es un grave error, porque si nos quedamos con pasadas glorias y lo que aprendimos tiempo atrás, nos deterioramos espiritualmente. Dios tiene algo nuevo para nosotros cada vez que abrimos la Biblia, algo nuevo que aprender cada nuevo día, y algo nuevo que necesita transformar en nosotros para completar la obra que comenzó en nosotros. El renovarnos trae como consecuencia más sed y un anhelo mayor por conocer más de Él. La disciplina de Dios y los procesos donde debemos renunciar a lo que nos detiene en nuestra vida espiritual no son fáciles, pero no son razón para dejarnos tal y como estamos. Dios quiere usarnos para su gloria, y quiere bendecir nuestras vidas en el proceso de parecernos cada vez más a Él. La renovación es necesaria. Estamos continuamente bajo construcción. Ya Dios cambió nuestro lamento en baile. Después de todo, luciremos mejor después. Oremos a Dios pidiendo que no nos conformemos con lo que tenemos hasta el día de hoy, sino que anhelemos más y rindamos nuestras vidas para que sean transformadas por el Rey de Gloria a través de su gracia, misericordia y amor.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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