Leía, no por primera vez, el salmo 71, que en mi Biblia se titula: oración de un anciano. Viéndolo desde esa perspectiva, me imaginé siendo una anciana y elevando esa plegaria al Señor. Me ví confrontada con varias cosas. Les recomiendo leer el salmo completo reflexionando en él desde esa perspectiva. Para poder hacer esa oración al Señor con toda sinceridad, abriendo mi corazón, tendría que trabajar en mi tiempo presente. Tengo que examinarme y pensar si en mis años de juventud Él es para mí, mi seguridad, mi roca fuerte, si en Él está mi esperanza. ¿Siento que hoy día es Él quien me sustenta? ¿Le alabo siempre? ¿Están mis labios llenos de alabanza a su nombre? Quiero que al pasar los años yo pueda decir que desde los años de mi juventud disfruté de su vida abundante. Quiero poder contar a las próximas generaciones como viví bajo su amor y presencié su justicia. Quiero poder decir que fui atesorando en mi corazón todas las maravillas que Él realizó ante mis ojos. ¿Podré decir que le serví mientras tuve mis fuerzas? Pero también me pregunto si le haré la misma oración pidiendo que no me deseche porque veré como otros me desechen por ser una anciana. Solo Dios sabe. ¿Estoy yo desechando a las personas ancianas ahora en mis años de juventud? ¿Les trato con el respeto que se merecen por haber ganado sus canas con la sabiduría adquirida en sus vidas? Aún en las canas y en la vejez... ¿puedo glorificar a Dios por los que han sido fieles a través de sus años? Jesucristo siempre habló de cuidar a las viudas, ¿qué he hecho yo en relación a eso? Cada día qué pasa, vemos cómo estás generaciones van menospreciando a los ancianos, incluyendo a sus propios padres. Es mi deber como cristiana demostrar el carácter de Cristo y poner mi granito de arena en este mundo. Así podré leer el Salmo 71 en mi vejez y glorificar a mi Señor. Oremos presentando nuestras vidas al Señor, y reflexionemos en qué estamos sembrando para nuestra vejez mientras luzcamos nuestras canas.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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