Me encanta la cocina. Sé cocinar comida puertorriqueña, italiana, mejicana y de otros tipos. Pero lo que más me gusta es ser creativa y preparar nuevas recetas para deleitar a mi familia y amistades. Pero, ¿saben qué? Mis mejores recetas han surgido buscando que cosas tengo en la casa que puedo combinar sin salir a comprar nada. Así surgió mi bizcocho de manzana, buscando cosas que tuviera en la casa para hacer un postre. Luego puedo darles la receta si les interesa, me dejan saber. Les cuento entonces que mi bizcocho de manzana ha sido un éxito y hasta lo he llevado a fiestas y actividades.
Nuestra vida es igual. Tenemos cosas disponibles con las que pudiéramos crear maravillas, ya no hablando de recetas. A veces nos enfocamos en lo que no tenemos o en que lo que tenemos es muy poco. Tenemos en la Biblia el caso de la viuda de Sarepta que Dios la quiere usar para alimentar a Elías, pero ella solo ve que no tiene recursos, que sólo le quedaba un poco de harina y aceite para una última comida. Dios no mira lo poco que tengamos, Él alimentó a una multitud con 2 panes y 3 peces. La viuda tuvo aceite y harina por muchos días y no se terminaban. Tenemos a nuestra disposición dones y talentos que Dios nos dio a cada uno. Peor a veces nos enfocamos en que no tengo tal o cual preparación, o no tengo tal experiencia, cuando Dios al que llama, capacita. Lo que tenemos es suficiente. En mi caso, administro un laboratorio clínico, y no he estudiado administración. Pero podemos usar lo que tenemos disponible y en mi caso, es la fe en Dios lo que ha hecho esto posible. No tenía ninguna experiencia en música coral y sirvo a Dios en el ministerio del coro de la iglesia. Tenemos a nuestra disposición la Palabra de Dios para guiarnos, la oración para presentar y evaluar nuestras situaciones y recibir respuesta o dirección, y tenemos la fe con la que podemos lograr lo imposible. Como el bizcocho de manzana, podemos lograr grandes cosas con las cosas que tenemos, sólo tenemos que ser creativos. Oremos para que Dios nos muestre que cosas tenemos pendientes de alcanzar o estar al servicio de Él y de otros, y que reafirme nuestra fe. Que podamos ver lo que tenemos. Todo lo que tenemos en nuestras vidas actualmente es suficiente.
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De niño uno desea llegar a ser grande, y quisiera crecer de un día para el otro. Es como si al ser grandes (o adultos), todo fuera a ser mas fácil, todo se resuelve en un instante y puedo tener y hacer todo lo que quiera. ¡Como si pudiéramos ser dueños del mundo!
Pero que decepción.... cuando ya somos "grandes". Las cosas no se resuelven por arte de magia, trabajamos pero aún así no podemos tener todo lo que quisiéramos, y peor aún, aunque tomamos nuestras propias decisiones y podríamos hacer todo lo que quisiéramos, no logramos todo lo que queremos. Y en la mayoría de los casos se debe a nuestras propias inseguridades y nos sentimos pequeños ante las situaciones y los retos que ahora enfrentamos. Vemos las responsabilidades y las metas como para gente "más grande que nosotros" y no nos vemos capaces de alcanzar nuestros sueños. Igualmente nos llegan problemas que vemos muy grandes ante nosotros para poderlos resolver. Nos seguimos sintiendo pequeños. Pero La Biblia nos relata la historia de David en el capítulo 17. Aquí ocurrió lo contrario. Había un enemigo que vencer: el gigante Goliat, y no se avistaba nadie lo suficientemente "grande" para enfrentarlo. David siendo un muchacho, sin experiencia en batalla, vio pequeña la situación y al gigante. Pero los que estaban a su alrededor vieron a David muy pequeño y a Goliat más inmenso. Al final, David venció a Goliat y sin protección física alguna, pero sí contó con la protección del Dios Altísimo. Dios conoce nuestro corazón, nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Conoce nuestro tamaño real y el tamaño que creemos tener a veces. Dios al que llama capacita, y dá las fuerzas al que no tiene ningunas. Dios nos ha dotado de talentos, capacidades y sabiduría para lograr las metas que están trazadas. Podemos alcanzarlas con Su ayuda y siguiendo Su Voluntad. ¿Cómo me veo? Ya soy Grande. Veamos las situaciones pequeñas como la vio David. Oremos para que Dios aumente nuestra confianza en El y vaya quitando nuestras inseguridades porque nuestra seguridad es Él. Si algo he aprendido bien es a buscar siempre al culpable en cada situación. Cuando era niña a la hora del regaño por alguna travesura lo más natural que salía al momento era echarle la culpa a alguien mas, a mi hermana por ejemplo. Y así de natural es que se puede observar en niños pequeños, ya sea por instinto, el señalar a alguien más por sus faltas. El problema es tan grave que hasta los gobiernos no progresan y no buscan soluciones porque pierden su tiempo echándole culpas a las pasadas administraciones.
Esto de regalar la culpa lo llevamos también a nuestras relaciones incluyendo al matrimonio. Y lo utilizamos hasta para las cosas más simples. Es el mecanismo de defensa más común para no enfrentar situaciones difíciles o confrontarnos con alguna falta que tenemos. Desde el huerto del Edén podemos observar como Adán le echó la culpa a Dios y a Eva por el primer pecado y Eva le pasó la culpa a la serpiente. Podemos lograr mucho más si al enfrentar una situación que necesita resolverse utilizamos sabiamente nuestro tiempo buscando soluciones y trabajando en equipo en vez de buscar a quien culpar. Además, en el análisis del problema si podemos distinguir y ser sinceros con nosotros mismos que cometimos una falta, lo que la madurez nos enseña es que lo reconozcamos para así poder lograr cambios y seguir creciendo y ayudando al Señor en irnos perfeccionando cada día. Si creemos que lo sabemos todo, no dejamos ningún espacio para seguir aprendiendo. La culpa que nos condenaba y que es real: la culpa de ser pecadores, era imposible de resolver e innegable. Pero Dios en su amor y misericordia nos quitó la culpa en la cruz. Comenzando por mi, comencemos un hábito de dejar de culpar a otros y entendernos mejor. Oremos para que Dios nos muestre las faltas que debemos ir mejorando y que dejemos nuestro orgullo a un lado para poder admitirlas y obtener la victoria en esas áreas de nuestra vida. Desde pequeña solía entretenerme observando las hormiguitas. Se ven tan coordinadas, y siempre en movimiento. Se ven en grupos, casi nunca vemos solo una. Se habla siempre de ellas como un ejemplo de lo que es el trabajo en equipo y como ellas se preparan de antemano para los tiempos difíciles. Son insectos muy pequeñitos, pero alcanzan grandes logros.
A las mujeres nos conocen como "el sexo débil" y hasta a muchas les molesta que se refieran a nosotras con este término. Pero Dios nos creó con grandes habilidades, destrezas y con ese "sexto sentido". El tener éxito en nuestras vidas no depende de nuestra fuerza física sino de nuestras capacidades emocionales e inteligencia. Dios nos da sabiduría para administrar nuestros hogares y nuestra familia. Muchas veces administrar un hogar con todo lo que conlleva no es nada fácil. Poder tener provisión de las necesidades materiales y de las emocionales y espirituales puede ser agotador. Podemos sentirnos que no somos lo suficientemente fuertes para lograr todas las tareas. No es en la fuerza que está la solución sino al contrario. El reconocer que somos débiles en alguna área nos ayuda a poder pedir ayuda o consejo. Las mujeres tenemos la habilidad de tener amigas que nos escuchan y ayudan en momentos difíciles. Las casadas debemos contar con la ayuda de nuestros esposos, siendo claras con ellos. Porque en ocasiones pensamos que ellos tienen el poder de leer nuestra mente y saber en qué necesitamos su apoyo. Dios también nos proveyó de hermanas en la fe que pueden darnos consejo espiritual y ayuda emocional con bases bíblicas. Lo que nos hace fuertes es el buscar ayuda cuando es necesario y obtener la victoria en lo que hacemos. Oremos por amigas o familiares que llevan la carga de sus hogares. Oremos para que Dios nos muestre nuestras debilidades que necesitan fortalecerse. Cuando somos pequeños y nos enseñan a dibujar, el corazón es una de las primeras que aprendemos. Y vamos creciendo y vemos el día de los corazones en febrero, vamos conociendo la imagen de cupido, y vamos asociando que el corazón es algo importante en nuestras vidas. No sólo por salud, ya que es parte esencial, sino por la parte sentimental.
Podemos escuchar frases como: "le rompieron el corazón", "tiene el corazón roto", "ése no tiene corazón"... Hay miles de canciones y poemas también alusivos al corazón. Ya de grandes nos enfrentamos con la polémica de decidir quién manda en nuestras vidas, el cerebro o el corazón. Ya es en ese momento una lucha contínua.... Y siendo tan importante, ¿alguna vez alguien tomó su tiempo para explicarnos como cuidarlo? ¿Cómo preservarlo intacto? ¿Cómo guardarlo? Pues en general todo el mundo tiene una idea diferente sobre el corazón, basado en sus experiencias claro está... Nosotras las mujeres estamos más susceptibles o vulnerables a terminar con el corazón roto, aunque los hombres no son inmunes a este mal y en algún momento les toca también. Pero a nosotras nos van inculcando desde pequeñas, sutilmente, que la vida es como los cuentos de hadas dónde todos son amigos y se ayudan, que los malos terminan siempre mal y llega nuestro príncipe azul a rescatarnos y vivimos felices para siempre. Pues, nada mas lejos de la realidad. Salimos entonces de nuestros hogares a enfrentarnos al mundo con unas expectativas ideales y falsas. ¡Por eso nos choca más duro a nosotras! Mientras que a los varones muchas veces he escuchado que desde pequeños les dicen: "tu vas a ser un rompecorazones"... Grave error también. Porque entonces ellos salen con las expectativas incorrectas también y piensan que a ellos no les va a ocurrir. Entonces de cada experiencia vamos atesorando cosas buenas y malas en nuestro corazoncito. Y como dice Su Palabra, él nos dirá hacia donde vamos a dirigirnos. Si anidamos rencores, odios, heridas, vamos a caminar hacia donde no nos vuelvan a herir. Comenzamos a crear barreras o murallas para protegernos. Y de esta forma no hay mucho que podamos dar a otros. Si has sido amado por una familia cariñosa, vas a querer dar amor, pero no necesariamente lo encuentres de igual forma. En algún momento alguien siempre nos va a fallar y debemos tener provisión para esos momentos. El Señor quiere ayudarnos a sanar y a guardar nuestros corazones en Él. Tenemos que detenernos y evaluar hacia donde nos está dirigiendo nuestro corazón. Es tiempo de limpiar, y continuar con un corazón nuevo dispuesto a amar, del que fluyan buenos sentimientos. Los odios y rencores nunca nos conducirán a ningún lugar estable. ¿Enseño yo a mis hijos u otros familiares a que guarden sus corazones desde pequeños? Oremos para que Dios nos guíe a examinarnos primeramente y a permitirle entrada a nuestro corazón para restaurarlo. Oremos para que seamos mujeres que ayudemos a fortalecer a otras y nos ayudemos mutuamente a sanar. ¡Ayer si parecía un día difícil! Primero, al salir en mi hora para almorzar del trabajo, me percaté que no tenía en mi cartera la tarjeta de débito del banco... Comencé a pensar y hacer memoria de lo que había hecho temprano en el día para ver si recordaba dónde la extravié. Recordé haber comprado café por el serví carro de un "fast food". ¿La habré echado en la basura con lo demás?... Busqué en el carro, pero no encontré nada. Wow, tendré que ir entonces al banco para reportarla perdida y solicitar una adicional, pensé. Pero entonces decidí buscar el número de teléfono del lugar y llamé para ver si se había quedado allí. No me escuchaban bien por teléfono, así que fui al lugar para corroborar. Justo yo entrando, salía la empleada que me había atendido en la mañana que ya salía de su turno. Al instante me reconoció y buscó la tarjeta que la tenía guardada en la oficina con el recibo que tenía mi nombre y la descripción de mi carro.
Salgo de allí y voy a otro lugar a comprar unos cafés fríos o frappés para mis compañeros de trabajo y pagando en el carro a la muchacha escuchamos un sonido extraño como cuando se explota un globo y comienza a vaciarse. Las dos nos miramos y nos preguntamos, ¿qué fue ese sonido? Pero... a la misma vez siento que el carro se movió de un lado. ¡¿una goma?! ¡No puede ser! Exactamente... la del pasajero en el lado derecho al frente. Le digo a las empleadas del lugar que no podía tomar la orden de momento por el incidente y que se derretirían en mi carro. ¿Y ahora? Llamé a mi esposo quien amablemente llegó en pocos minutos al lugar y se encargó del resto. Parece "mala suerte", pero, ¿saben que? Pude ver la misericordia de Dios a través de varias mujeres hoy. Fueron usadas por Dios sin ellas mismas saber cuán útil fue su ayuda. En primer lugar, la mujer que con detalle guardó mi tarjeta de banco. En segundo lugar las mujeres en el otro lugar me guardaron mi orden en su congelador y me ofrecieron abrirme un área para acomodar el vehículo y cambiar a la goma de repuesto. A veces no tenemos idea de lo que podemos hacer por otras personas con simples gestos o detalles. A las mujeres Dios nos ha dado un don especial de ser sensibles a las necesidades de otras personas. Podemos bajar la intensidad de un problema tan sólo con escucharnos unas a las otras. Tenemos un gran poder en nuestras manos si nos dejamos usar y guiar por Dios. Cuando he orado y le he pedido al Señor que me use para ayudar a otros, El ha puesto las personas en el momento correcto. Por ejemplo, una señora mayor que vive sola, me relataba que no tiene ayudas para sus condiciones de salud porque no cuenta con Medicare, y tenía muy pocos recursos. Tenía un solo par de zapatos que ya estaban muy gastados. El Señor puso en mi corazón y en mi esposo que fue parte de ésto el comprarle 2 pares de zapatos y se los llevamos a su casa. En ocasiones, hemos salido de restaurantes de comer y nos dan comida para llevar a casa, y damos la vuelta y la regalamos a algún deambulante. Es tan fácil como donar la ropa y zapatos que ya no usemos, u otras tantas maneras. Y con ésto lo que quiero decir es que no soy nada perfecta, estoy muy lejos de serlo. Y otras veces he fallado en ser sensible a otras necesidades. Pero eso es lo hermoso de todo, que Dios nos usa en nuestra imperfección para que toda la gloria sea Suya. Es un privilegio servir a otros. Y el querer como el hacer lo pone Dios en nosotros. Por eso me encanta Su Palabra que dice que colocó ese tesoro en "vasos de barro". Tienes mucho en tus manos que dar. Seamos de bendición con lo que Dios nos ha bendecido y no solamente en lo material. Oremos para que Dios nos use y nos muestre como podemos hacer la diferencia en otras personas. Vivimos en una sociedad donde se exalta la belleza, y donde se promueve que nuestro valor se determina por lo físico y material. Esto afecta en mayor escala a la mujer en comparación con el hombre, aunque esta evaluación por lo físico ha ido trascendiendo las barreras de sexo, edad, raza y culturas.
Todos los medios de comunicación nos bombardean 24/7 con esta propaganda de mostrarnos lo que tiene valor. Lamentablemente ni ellos mismos mantienen un estándar porque la belleza o lo material que poseemos es variable, determinado por lo que las estrellas de Hollywood y la televisión impongan al momento. En otras palabras, las modas y lo que es bello depende de lo que los "ricos y famosos" estén usando, vistiendo o haciendo. Nos dictan como debemos vernos para ser aceptados con cada anuncio para bajar de peso, cada publicidad de como debemos vestir, con cada propaganda de gimnasios y equipo para mantenerse en forma o lograr tu "cuerpo ideal". Hasta te venden ropa que supuestamente hace que diferentes partes de tu cuerpo se vean como no son. Todas estas propagandas son muy eficaces en programar nuestra mente de lo que debe ser "normal" para mezclar con los demás. Somos llevados por la corriente sin percatarnos de ello. Por eso vemos tan común hoy día una baja autoestima entre las mujeres, la cual también está acrecentándose en los hombres. Desde niñas ya no se siente la mujer aceptada, ya vamos creciendo tratando de encajar y acomodarnos en el molde que nos presentaron. Y como hablábamos en el blog de ayer, todos somos únicos, y muy diferentes. El resultado lo vemos en tantos problemas mentales y emocionales que vive nuestra sociedad. El no "encajar en el molde" lo que trae es frustración, inseguridad, y decepción con nosotros mismos. No todo el mundo va a llenar el molde, y los que más o menos lo logran, viven en un afán incansable, insaciable por no perder lo que tienen, sea belleza o posesiones materiales. Las relaciones sentimentales y hasta los matrimonios hoy día se basan en esas cosas superficiales. Por eso vemos tantos fracasos, divorcios y corazones rotos. Todas estas variables lo que han traído es muchas mujeres con baja autoestima, buscando en lugares erróneos el poder encontrar su valor. Y este problema está comenzando desde que somos niñas. El tener baja autoestima nos lleva a tomar malas decisiones porque no conocemos nuestro valor y nos damos por un bajo costo. La Biblia nos habla de que la mujer virtuosa es de alta estima, como las piedras preciosas. Somos creación de Dios en gran detalle, y se nos debe tratar como a vasos frágiles, delicados. Para ser virtuosas debemos ser guiadas por Dios, ser buenas hijas, madres y esposas. Solo Dios, quien te creó puede saber tu valor. Vales tanto que envió a su Único Hijo a morir por tí. Vales precio de sangre. Tu vales más que todas las piedras preciosas. Oremos para que podamos ser instrumento para educar a otras mujeres desde niñas, y ser ayuda a nuestras amigas y hermanas en la fe. Juan 4:5-39
Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, y los creó únicos. Aún los gemelos idénticos si se observan bien tienen sus diferencias. En cuanto a la personalidad, temperamento y carácter, somos únicos también, aunque hay razgos en común. Si a ésto le sumamos que nacemos en ambientes diferentes: unos en ciudades grandes, otros en el campo; unos en riqueza, otros en pobreza; unos en familias unidas, otros en familias mixtas o con solo una madre o un padre. A esto le sumamos las diferentes formas de disciplina y de crianza en cada hogar. Como resultado obtenemos personas muy únicas y diferentes. Yo por ejemplo, nací en un hogar donde mis padres llevaban 9 años de casados sin poder tener hijos. Así que fue toda una algarabía cuando llegué a sus vidas. Y no sólo eso, Dios los bendijo 4 años mas tarde con otra hija y a mi con una hermanita. Vivíamos como clase media, tarbajadora. Mi mamá trabajó muchos años a tiempo completo para poder sustentar el hogar. Mi padre heredó u n negocio que en varios años terminó en la quiebra. Me enseñaron a que los estudios eran lo primero, y que debía prepararme por si algún día me casaba y el esposo me daba problemas, que yo pudiera mantenerme sola y no dependiera de nadie. Y, ¿Que creen? Eso hice, y mi primer matrimonio terminó en divorcio luego de 9 años y 2 hijos. En mi hogar no eran muy religiosos pero tuve una prima cristiana que desde pequeñas nos sembró la semilla del evangelio y oraba por nosotras y he aquí el fruto. Tuve que criar hijos sola por varios años, trabajar mucho y lidiar con la baja autoestima y frustraciones que deja una mala relación. Doy gracias a mi Dios que siempre llega justo a tiempo y comenzó a restaurar mi vida. Yo tengo una historia que contar. Yo tengo experiencias vividas, unas felices, otras difíciles que pueden ser de bendición para otras mujeres que puedan estar viviendo ahora lo que ya yo viví, luchas dónde ya yo vencí, situaciones donde solo Dios estuvo ahí, y puedo relatarles como me ayudó. ¡Puedo hablarles de tantas cosas! Y vemos en los versículos en el libro de Juan como la mujer samaritana no llevaba una vida que fuera agradable a otros. Y muchas veces nosotros somos muy rápidos al juzgar las personas por lo que vemos superficialmente. En algún momento alguien nos ha juzgado mal, en otros, nosotros hemos juzgado mal a alguien por las apariencias. Pero Jesús vio el corazón de ella, y ese encuentro con el Hijo de Dios cambió su vida. Ella tenía una historia que contar. Por su historia muchos vinieron a los pies de Jesús. De una vida sin propósito pasó a ser una mujer que daba razones a otros para que sus vidas tuvieran propósito. Nuestras vidas pueden ser cambiadas, con la ayuda de Dios y con el apoyo de mujeres que son valientes y empáticas y cuentan sus historias a otras. TU TIENES UNA HISTORIA QUE CONTAR. Piensa por un momento en las veces que has entregado un regalo.
Depende de la persona a la que vamos a obsequiar, puede ser que entreguemos algo que ya teníamos comprado por si aparecía un imprevisto. He visto personas que guardan en sus casas postales de cumpleaños, o regalitos genéricos, por si se les presenta la ocasión de resolver algo que no recordaban. Quizás te tocó un intercambio de regalos en la escuela o en tu trabajo. Hmmm... esos son difíciles. Muchas veces te toca por sorteo alguien que no conoces tan bien como para saber sus gustos y preferencias, así que buscar que regalarle es complicado. Y viene la pregunta, ¿Y si me regalan algo menor en precio a lo que yo voy a regalar?... Mejor me voy con algo módico, por si acaso.... Quizás has pensado así. Pero me atrevo a decir que probablemente los regalos en los que has invertido tiempo, dinero y creatividad son aquellos para las personas que más amas. Porque quieres demostrarles lo mucho que significan para ti y que no tomas sus cosas a la ligera, sino, que fue algo bien pensado. Nos gusta impresionar, o nos gusta complacer y agradar a nuestros seres queridos. Recuerdo uno de los regalos que más me ha impresionado y fue un reloj de mesa tipo clásico. ¿Lo que me impresionó? Que fue un regalo que me hizo mi madre 1 semana después de fallecer. El Día de Reyes que celebramos aquí en Puerto Rico mi padre llegó a mi casa con regalos para mi y los nenes, y luego de darnos los regalos, me entrega uno diciéndome que ese era de mi mamá, que lo había comprado para mi pero no tuvo la oportunidad de entregármelo. Sabrás que aún lo conservo. El mejor regalo que podemos recibir en esta vida es el regalo de la salvación y la vida eterna. Un regalo por el cual debemos vivir eternamente agradecidos y dedicando nuestras vidas para Él. Me impresiona en el libro de Juan cuando describe el encuentro de la mujer que derrama un costoso perfume a los pies de Jesús y lo enjuga con sus cabellos. La mujer fue criticada por los allí presentes, diciendo que había malgastado el perfume para lavar sus pies. Lo cual me deja pensando que en primer lugar, ella no pensó en lo que la gente diría de ella, ni en las críticas que pudiera recibir. En segundo lugar, mostró una actitud de humillación ante Él, reconociendo Su Majestad y Santidad. Tercero, ella dio lo que más valor tenía para sí misma. Entregó lo mejor de ella al Señor. Y me imaginaba la escena, ella disfrutando ese momento, brindándole adoración al Rey de Reyes con su acción. Y ese costoso perfume debió quedar impregnado en sus cabellos, lo que le seguiría recordando la experiencia que tuvo con Jesús. Dando lo mejor de ella, se impregnó del perfume de Jesús. Sus acciones llegaron más lejos de lo que ella pensó. Y yo, ¿Le entrego al Señor lo mejor de mi? ¿Trato a otros de la misma manera dando testimonio de lo que Dios ha depositado en mi? Oremos para que seamos olor grato al Señor y que impregnemos a otros con Su perfume. Mi mamá era conocida por su talento en la cocina. Recuerdo una vez que una compañera de trabajo iba a contraer nupcias y no sabía ni hervir agua, y le preocupaba como se desempeñaría en su nuevo hogar. Así que, mi madre le dio una serie de clases de cocina en nuestra casa por varios domingos, donde ella iba con su libreta de apuntes y prestaba atención. ¡Ya tenía una base para comenzar! Y su esposo no se moriría de hambre, ja, ja.
Recuerdo siempre a mi prima, una mujer cristiana ejemplar para mi y para los que la conocían. De pequeña fui con ella al supermercado, en varias ocasiones, y la observé hacer una pequeña compra, variada, con lo necesario para una familia pequeña: 1 o 2 paquetes de arroz, pan, jamón, queso, embutidos de lata, etc... Luego fui con ella, a diferentes hogares cada vez, donde ella llevaba esa compra que había realizado con su dinero, porque sabía que eran familias en necesidad. Daba de lo que tenía, aunque hubiera podido pedir ayuda en la iglesia que visitaba. Recuerdo que mi padre, en algunas ocasiones, fue con su equipo de mantener el patio y el jardín a darle ayuda a algún vecino enfermo o muy mayor de edad, sin cobrarle nada, para que su casa se viera ordenada y no le llegaran animales o plagas. Veo la historia de Dorcas en la Biblia, como ella hacía ropa para los pobres, y al morir ellos estaban allí con ella y mostraban lo que ella había dado con su tiempo y recursos. La apreciaban tanto que buscaron a Pedro para un milagro en su vida. Dios nos ha bendecido grandemente. Nos ha dado talentos y habilidades. Nos ha bendecido económicamente, aunque no seamos ricos. El amor de Dios nos debe llevar a ser como la iglesia primitiva que describe Hechos donde se buscaba el bienestar de los demás y no el bien propio. Se ayudaba a los que estaban en necesidad, y a nadie le faltaba. ¡A veces podemos hacer tanto con tan poco! Sólo tenemos que dejarnos usar y guiar por el Espíritu Santo. He aprendido que si me ocupo de ayudar a los demás, Dios se ocupa de mi. ¿Qué hablarán de mi? ¿Qué legado voy a dejar? ¿Ven otros a Dios con mis acciones? Oremos para que seamos instrumentos de Dios. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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