Aquí en Puerto Rico se ha estado hablando mucho del caso del niño Lorenzo. Un niño que fue asesinado en su propia casa, estando su madre y sus hermanas en el hogar. Este incidente tocó con dolor muchos corazones aquí en la isla, y somos muchos los que hemos estado esperando que se haga justicia y encarcelen al asesino. Al día de hoy no ha sido posible conocer la verdad de lo que allí ocurrió. ¿Dejarías entrar a tu casa al asesino de un hijo tuyo? ¿Le abrirías las puertas? ¿Le invitarías a una cena? Creo que a todas estas preguntas contestaste que no, y lo mas probable estarías pensando que no se merece tal cosa sino lo contrario. Pues este mundo está lleno de dolor, decepciones, injusticias, traiciones y homicidios. Pero hay algo que a mi me cautiva, y eso es la gracia de Dios. Tu y yo somos los culpables de la muerte de su único Hijo, y aún antes de ese suceso, éramos pecadores corrompidos por este mundo que un día fue perfecto. Y Él mostrando su gracia para con nosotros, no sólo si nos acercamos con fe y arrepentidos Él nos perdona, sino que nos adopta a su familia real y nos llama sus hijos. No sólo eso, nos hace coherederos con Cristo y nos prepara morada con Él. Además nos regala una vida eterna. Esa es la definición de gracia que yo entiendo: un don inmerecido de Dios. No hay nada que yo haya hecho para merecer su amor y su misericordia. En su infinito amor nos acercó a Él, pero siendo a la misma vez un Dios Justo, alguien debía pagar, y Jesucristo puso su vida por nosotros. Somos llamados a dar por gracia lo que por gracia hemos recibido. Muchas veces pedimos cosas al Señor que en su voluntad no recibimos. Debemos entender que no somos merecedores de nada y aún así, nos escucha y nos bendice. Su gracia es suficiente. Oremos para pedir a Dios que nos ayude a entender lo que es su gracia, ya que en este mundo no hemos experimentado cosa igual hasta que llegamos a conocerle a Él. Demos gracias porque cuan diferentes serían nuestras vidas sin esa gracia que nos salvó.
0 Comments
Leave a Reply. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
Categories |