Hoy al salir de la iglesia íbamos para el quinceañero de una amiga de mi nena, en un lugar cerca del campo, con piscina y al aire libre. Como nunca habíamos visitado anteriormente ese lugar y no teníamos ni idea de como llegar, ambas (mi nena y yo) consultamos el gps (o navegador de mapas) en nuestros teléfonos celulares. Su mapa le indicaba que nos encontrábamos a quince minutos del lugar y mi mapa me decía que tardaríamos cuarenta y siete minuyos en llegar a nuestro destino. Tuvimos esa discrepancia ella y yo y corroboramos el nombre del local y realizamos la búsqueda nuevamente, obteniendo los mismos resultados diferentes. Le dije que entonces llamara a alguien que ya hubiera llegado a la fiesta para ver cual de las dos direcciones era la correcta. Gracias a Dios resultó ser la de quince minutos de distancia. No sólo vimos rutas diferentes sino que mi ruta larga no llegaba al lugar del evento, sino casi a otro pueblo. Para un mismo fin, obtuvimos resultados diferentes y no finalizaban al mismo lugar. Muchas veces en mi vida quiero llegar a un lugar específico, o a lograr una meta, y me siento como en un laberinto donde no encuentro la salida. Tengo un fin, pero me pierdo en la búsqueda. Muchas veces me desconcierta el no conocer hacia donde me dirijo. En ocasiones, me propongo yo misma muchos destinos, que envuelven rutas diferentes y no llego a ningún lado. Funciona pedir consejo espiritual, o leer la Palabra, que es nuestro libro de instrucciones y direcciones, ir a Dios en oración, en fin, buscar ayuda. El problema es cuando nos hemos desarrollado siendo tan independientes que tenemos por costumbre resolver todos nuestros asuntos solos. Pensamos muchas veces que es señal de debilidad el pedir ayuda o consejo, cuando la Palabra dice que el éxito está en la multitud de consejos. Podemos tener herramientas, como las tuvimos hoy, y aún así errar. Hoy llamamos a alguien que ya hubiera llegado, en lo espiritual ya otros pasaron por situaciones similares en este caminar de crecimiento a la estatura que el Señor quiere para nosotros. Es normal que nos sintamos perdidos. El mundo nos quiere dirigir en una dirección y nuestro espíritu sensible al Espíritu Santo nos dirige al lado contrario. Nuestras metas ya no son las mismas cuando nuestro fin es agradar al Señor y muchas veces nos podemos cuestionar si vamos en la dirección correcta. Cuando nuestro anhelo es vivir en la voluntad de Dios, Él nos dirigirá por el camino correcto. Él es el camino, la verdad y la vida. Si pensamos que vamos mal en nuestra ruta, llamemos a alguien. Oremos al Padre celestial y demos gracias por su amor y misericordia. Pongamos ante Él nuestras metas y el lugar a donde nos proponemos llegar para que Él nos brinde dirección y seguridad de que estamos bajo su Voluntad. Ya no estamos perdidos si hemos encontrado el Camino.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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