Estudiando Proverbios vemos que tan pronto los primeros versículos nos detallan el propósito de libro, la importancia de adquirir sabiduría y el principio del temor a Dios, el primer consejo práctico que obtenemos es el guardar las enseñanzas de nuestros padres. Dios pensó en darnos padres con una gran responsabilidad. Cuando diseñó la creación y la multiplicación del la raza humana lo hizo muy especial. Los padres son nuestra primera línea de defensa en la tierra, nuestros cuidadores, nuestros guías y nuestros primeros maestros. Desde que somos bebés comienzan a enseñarnos todo lo necesario para sobrevivir. No sólo deben equiparnos para sobrevivir físicamente, sino que deben equiparnos con enseñanzas emocionales y espirituales para la vida que nos espera. Este mundo corrompido por el pecado, es hostil, y como describe la Palabra, es como vivir atrapados en la corriente de un río, que nos lleva a todos en la misma dirección. Son los padres los que primero nos enseñan a diferenciar entre lo bueno y lo malo, lo que es correcto, a ser íntegros, y a tomar decisiones sabias. Las enseñanzas de los padres deben ser en amor. ¡Esa es la intención después de todo! Pero llegan momentos en nuestras vidas en que nos sentimos más sabios que nuestros padres, sobre todo en el periodo de la adolescencia y la juventud, y es ahí donde comenzamos a definir el rumbo de nuestras vidas y a tomar decisiones que tendrán grandes consecuencias, para bien o para mal. Como jóvenes cristianos, debemos obedecer el consejo de la Palabra de Dios, y atesorar las enseñanzas de nuestros padres. Como adultos, vamos a ir entendiendo mejor cada enseñanza y debemos guardarlas para transmitirlas a las próximas generaciones. Los buenos consejos no pasan de moda, como muchos suelen creer, y menos los que están basados en la Palabra de Dios que tiene vigencia eterna. Es nuestra responsabilidad cuando seamos padres de instruir a nuestros hijos en un camino que siga el consejo de Dios y su instrucción, porque vamos a estar sembrando palabras en el corazón de nuestros hijos, y queremos que las palabras que atesoren, y den fruto más adelante, sean las correctas, y respaldadas por Dios. Somos un gran instrumento en sus vidas, si nos dejamos usar por el Señor. Es un privilegio poder realizar esa tarea, como dice la sabiduría, teniendo temor de Dios. Puede ser que pienses que no conociste a tus padres, que no supieron darte grandes enseñanzas, o no sembraron en ti palabras que te trajeran bien. Recuerda que el pecado que ha dañado este mundo y el plan perfecto de Dios, afecta nuestras vidas en todos los aspectos. Pero Dios, quien es misericordioso, siempre pone personas en nuestras vidas que van a ser Su instrumento para llevarnos la buena palabra. Entonces aférrate a esas enseñanzas. Tus padres quizás no pudieron darte lo que ellos nunca tuvieron, o nunca aprendieron. Aún así, tu tienes la capacidad de ser buen padre, si te dejas guiar por Dios. Tienes Su Palabra para enseñar, para guiar a los más pequeños. Quizás no tienes hijos, pero seas tu la persona que Dios en su misericordia lleva a dar palabras importantes a un sobrino, un ahijado o un vecino. Donde Dios te ha puesto, puedes ser de bendición a algún niño que tenga esa sed de aprender algo genuino: una palabra de consejo cubierta de amor. Oremos al Señor, dando gracias por nuestros padres. Sabemos que no son perfectos, al igual que nosotros tampoco lo somos, pero somos llamados a atesorar sus enseñanzas. Recordemos que tenemos la responsabilidad de transmitir las enseñanzas de nuestros padres, y de nuestro Padre espiritual a las nuevas generaciones. Queremos ser instrumentos para que otros tengan buenas palabras y consejos que atesorar.
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¿Y quién no necesita un consejo? La verdad es que todos los necesitamos. Es de sabios reconocer que no lo sabemos todo. Hay muchos tipos de consejo y muchas veces los recibimos dependiendo de quien nos llega, y en la forma en que nos llega. Desde que nacemos estamos recibiendo consejos por nuestros padres. “Mira al suelo cuando caminas o te vas a caer”, “Tienes que comer bien para estar saludable”, “necesitas dormir temprano para que tengas un buen descanso”. Y son consejos motivados por el amor que nos tienen y el cuidado que nos quieren dar. Ya cuando vamos creciendo escuchamos también esos proverbios, dichos, o refranes populares, que varían según la cultura, para enseñarnos a través de ilustraciones simples de la vida cotidiana, grandes verdades o enseñanzas. Algunos de Puerto Rico son: “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, “Dime con quien andas y te diré quien eres”, Más sabe el diablo por viejo que por diablo”. En la repetición es que muchas veces podemos recordar las enseñanzas y pasan de generación a generación. La Biblia nos completa en todo. Dios reveló en su Palabra escrita todo lo que necesitábamos para vivir. Podemos encontrar revelación de algunos misterios, verdades profundas, y también esos consejos prácticos más simples. Jesucristo hablaba por parábolas, comparando a las cosas cotidianas para mostrar grandes verdades espirituales. El libro de los Proverbios es un gran banquete de consejos prácticos para la vida. Fue escrito en su mayoría por el rey Salomón, quien escribió más de 3,000 Proverbios. Salomón fue conocido por su gran sabiduría, sabiduría que pidió a Dios al comenzar su reinado. Al igual que la concedió a Salomón, su Palabra dice que el que esté falto de sabiduría, que la pida. Siendo Salomón el rey más sabio, repite a través de los Proverbios que el principio de la sabiduría es el temor a Jehová. Todo comienza allí. Es Dios quien posee y da la sabiduría. Todo comienza por Él. Es ese temor reverente, que nos lleva a querer obedecerle, creerle en fe, y nos lleva al anhelo de seguirle. Es el temor que nos lleva a conocer su Palabra y a querer conocerle más. De nada vale un consejo si no le creemos a quien nos lo da. Normalmente seguimos los consejos de quienes admiramos, de quienes amamos, o respetamos. Todo comienza por esa relación con Dios. ¿Quieres sabiduría para tu vida y alcanzar una vida en paz y exitosa? Todo comienza por la cruz. De nada valen estos principios si no tienes lo más importante. Iremos en este caminar de los Proverbios para adquirir consejo para nuestras vidas, y la cruz de Cristo es el primer paso de este caminar. Reconcilia tu vida con Dios y partimos de ahí. Oremos al Señor presentando nuestras vidas a quien nos amó primero. Evaluemos a la luz de la Palabra nuestra relación con Él. Que su Espíritu Santo nos ayude a anhelar cada día más su presencia en nuestras vidas y nos ayude a reconciliarnos con Él si así no lo hemos hecho. Que podamos entender que nuestra vida solo tiene su propósito y éxito cuando hacemos Su voluntad. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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