Hay días que le levantas sintiéndote que hoy va a ser el mejor día. Te miras al espejo, tienes el ánimo de arreglarte como nunca, y te ves hermosa, (o muy guapo si eres hombre). Piensas que hoy te ves radiante y vas a conseguir todo lo que te propongas. Pero en el camino ye encuentras con un alguien que no ves hace tiempo y te saluda y lo primero que te dice es lo mucho que has aumentado de peso, o se sorprenden porque cortaste tu cabello y te quedaba tan bien cuando lo tenías largo. Hay gente que te pregunta si todavía sigues casado, si vas a tener hijos, te preguntan porque todavía no te has casado, o si te operaste para no tener mas hijos porque ya tienes suficientes. En fin, hay tantos comentarios imprudentes y fuera de lugar que incomodan a veces hasta al mas fuerte.
Nosotros como hijos de Dios estamos llamados a bendecir a otros. Debemos hablar solo si tenemos algo bueno que decir. Después de todo, se supone que todo lo que hagamos glorifique a Dios, incluyendo lo que hablamos. Hoy es día de utilizar nuestras palabras para hacer sentir bien a otros, para darles palabras de ánimo, para elogiar la belleza de alguien com mucho respeto, para hablar a otros de las maravillas y misericordias que Dios ha tenido contigo. Podemos alentar a otros a tener fe en medio de las situaciones. Podemos usar hoy nuestras palabras para expresar amor a nuestra familia y agradecimiento a los que dia a dia ayudan a nuestro bienestar. Cuando eres un hijo de Dios nada debe hacer decaer tu ánimo. Tu valor proviene de Él y nunca cambia. Eres perfecto porque Dios todo lo creó y vio que todo era bueno. Dios ha tenido gracia y misericordia contigo, hoy es tu día para tener gracia y misericordia con otros. Tus palabras siempre quedarán grabadas en la mente de alguien, que lo que guarden les ayude a ser felices, a tener fe y ánimo, y a apreciar y glorificar a Dios a través de tí. Muchos nos verán como emisarios de Dios y verán que Él les habla a través de tí. ¿Qué quieres que reciban de Dios? Oremos para que Dios nos de sensibilidad al momento de hablar con otros. Que podamos sembrar fe y esperanza y no sentimientos negativos. Que recordemos que somos la voz de Dios para los que noa conocen.
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¡Nunca falta quien te dé un consejo! Aún si no lo has pedido. Y es bueno escuchar consejos. Recuerdo un refrán popular que dice: "el que no oye consejos, no llega a viejo". El problema aquí es de donde proviene el consejo.
Leía el pasaje que habla del rey Roboam y de cómo decidió seguir el consejo de sus amigos jóvenes y no el de los ancianos, que tenían mayor sabiduría. Esta decisión tuvo grandes consecuencias. Me recordó una etapa de mi vida luego de mi divorcio. Me encontraba con muy baja autoestima, con un coraje hacia todo el mundo, confundida, frustrada. Y recuerdo que me sentía rebelde estando apartada en ese tiempo de Dios y pensaba que de nada valía ser bueno porque las otras personas disfrutan de la vida, sin restricciones y se ven muy felices y todo aparenta salirles muy bien. Y en medio de todo ese torbellino de emociones comenzaron a llegar los consejos sobre que hacer después de un divorcio. Recuerdo consejos que me dieron algunas compañeras de trabajo en aquel momento, siendo ellas casadas. Luego me di cuenta que todas sus sugerencias eran cosas que ellas siempre quisieron hacer y no pudieron. Todos esos consejos me llevaron a cometer mas errores. Mi error mas grande fue el no buscar a alguien con sabiduría, madurez y que me amara para que me ayudara a protegerme. Podemos pedir consejos a nuestros padres, nuestros pastores o líderes, o personas que vemos que sus vidas son llevadas con respeto y temor de Dios, porque por sus acciones los conoceremos. No tomemos decisiones sin buenos consejos. El buen consejo siempre debe acercarnos a Dios, no alejarnos. Un buen consejo no debe contradecir la Palabra de Dios, y aunque a veces suene difícil o doloroso en ocasiones, nos ayudará a respetarnos a nosotros mismos y a darle toda gloria y honra al Señor. Oremos por las personas que andan buscando consejo, que puedan encontrarlo en la Palabra y en personas dirigidas por Dios, para tomar decisiones victoriosas. Ahora estamos en la era de las encuestas. Hay encuestas sobre los programas mas vistos de la televisión, sobre qué político gana las elecciones o cual no las gana, para determinar basado en opiniones quienes saben cantar o quienes saben bailar. En fin...buscan tu opinión sobre todo lo que te gusta, lo que no te agrada, lo que ya tienes o lo que quieres tener. Y ésto es a nivel general, pero a nivel personal también nos importan mucho las opiniones de los que nos rodean, las personas que amamos, las que admiramos, y hasta las opiniones de los que nos critican.
Yo he estado ahí. Y realmente puede ser muy agotador el estar pendiente a las opiniones de los demás. Pero mas que agotador...frustrante! Porque, ¿sabes? todo el mundo tiene su propia opinión, todas son muy diferentes y es prácticamente imposible poder agradar a todos o recibir siempre opiniones positivas sobre algo. Entonces terminas tratando de agradar a los demás cuando como cristianos nuestro enfoque debe ser obtener una buena opinión de Dios. Y Dios nos conoce tan bien (como que nos creó), que ha hecho provisión en Su Palabra para todo lo que necesitamos. Me gusta mucho el libro de los Proverbios porque lo veo como el libro de los consejos prácticos, aunque el resto de la Biblia también está lleno de ellos. Y allí Dios nos dice que andar en misericordia y verdad nos dará una buena opinión de Dios y de los hombres. Nuestra prioridad debe ser agradar a nuestro Señor. Es la única opinión que debe importarnos. Además el vivir en Él nos traerá gozo y la paz verdadera. Oramos Señor, primeramente para pedirte perdón por las veces que hemos puesto por prioridad las opiniones de otros sobre las tuyas. Te pedimos que nos ayudes a vivir obrando en misericordia y verdad para dar testimonio al mundo de que tú vives en nosotros. Amén. Lo que nos duele no se nos olvida. Cuando un niño pequeño se quema con algo caliente no vuelve a tocarlo. Cuando hay que castigarlo y se le disciplina con una varita o con una correa, él lo recuerda. Y es una lección que aplicamos no sólo en lo físico sino también en lo emocional. Cuando me rechazan, cuando me traicionan, cuando me critican cuando me humillan, cuando me maltratan, yo lo voy a recordar. Estamos diseñados para protegernos, preservarnos y evitar las cosas que nos hacen daño. Así que cada cosa que nos duele y que nos hiere la almacenamos con el fin de aprender para una próxima ocasión.
Muchos hablan de que este aprendizaje nos va haciendo mas fuertes, y nos vamos protegiendo mejor para sufrir menos cada vez, para que otra persona, o la misma persona, no pueda afectarme como la primera vez. Pero hay una realidad. El que toleremos "mejor" las futuras experiencias no quiere decir que hemos sido sanados. Lo que sentimos se va disfrazando con coraje, fortaleza e insensibilidad. Jesucristo dice en su Palabra que vino a sanar a los quebrantados de corazón y todos nosotros en algún momento hemos sido quebrantados y heridos. La verdadera fortaleza está en abrir nuestro corazón al Señor en transparencia y verdad para que esas memorias sean sanadas y podamos seguir creciendo e Él. Dios espera de nosotros que amemos al prójimo como a nosotros mismos y es el amor el que dará testimonio de que somos hijos de Dios. Si nos amamos realmente, vamos a darnos la oportunidad de sanar las heridas que hemos recibido. Usemos el perdón, la humildad y la oración. Señor, venimos ante tí con corazones sinceros para que nos reveles que heridas debemos sanar aún para poder seguir creciendo espiritualmente y vivir la vida abundante que prometes en tu Palabra. Leía en la Biblia la historia de Rut y Noemí su suegra. Hay muchas partes de la historia que resultan interesantes pero me llamó la atención que Rut ya había sido liberada de su responsabilidad para con Noemí y no había nada que la abligara a quedarse en una tierra siendo extranjera. Su fidelidad hacia Noemí no era por cumplir solamente, no era por quedar bien con alguien o ante el pueblo que las conocía. Ella se quedó y fue fiel por amor.
Hay una gran diferencia en lo que hacemos y esa es nuestra motivación. ¿Porqué tengo cuidados de mi hogar y mi familia?¿Que me motiva a trabajar de la forma que lo hago? ¿Porqué asisto a la iglesia y en cuántos ministerios participo? ¿Le hablo a otros presentándole el evangelio y con que motivación lo hago? Podemos hacer muchas cosas, tratar de crear una imagen ante los demás e incluso ayudar a otros con las motivaciones incorrectas y eso a la larga se expresa en cómo nos relacionamos con los demás. Pero, lo mas importante es que Dios conoce nuestras motivaciones. Tengo que examinar si me esfuerzo en mi trabajo por ambición o porque todo debemos hacerlo como para el Señor como dice en su Palabra. Si voy a la iglesia, ¿lo estoy haciendo por cumplir con alguien, o por tradición, o porque quiero conocer mas del Señor y ser obediente a sus mandatos? Si brindo ayuda a otros, tengo que examinar si lo hago por amor al prójimo o para tener apariencia de piedad. Cuando la motivación no es el amor, no vamos a ir mas allá de lo que se nos requiere. Ya Dios nos dio el ejemplo de fidelidad, de misericordia y de gracia. Si envió a su único hijo a morir por nosotros en una cruz fue por amor. Lo que era justo era que pagáramos con la muerte espiritual nuestro pecado, pero Él fue mas allá y nos dio vida juntamente con el con un sacrificio. ¿Qué me mueve a ser fiel? Oremos para que su Espíritu Santo nos revele las motivaciones incorrectas que tenemos para poder agradarle y ser adoradores de Su Gloria en todo lo que hagamos. En estos días estuve enferma. Yo soy tecnóloga médica y por lo que estudié y años de experiencia puedo la mayoría de las veces tener una idea de lo que tengo. Pero siempre necesito una consulta médica para completar el proceso. El médico no sólo estudió sobre las pruebas de laboratorio que le ayudan sl diagnóstico de enfermedades y condiciones, también estudió sobre síntomas, medicamentos, rayos x, y otras ramas de la medicina para poder dar al paciente el trato completo que necesita.
Nosotros en nuestra vida espiritual podemos sufrir a veces de condiciones que pueden afectar nuestra manera de vivir y de relacionarnos con Dios. Para hacer una buena evaluación necesitamos conocer y estudiar su Palabra. Es la herramienta que Él nos dejó para poder examinar si las cosas están bien o mal. La luz de la Palabra nos retrata a medida que la escudriñamos, como un rayo x. En ella encontramos el diseño del Señor para nuestras vidas y el camino a seguir. Podemos encontrar en sus palabras sanidad para nuestras heridas y restaurar nuestro corazón. Nos dá instrucciones para poder estar en forma y resistir los días malos. Como el médico, sólo Dios conoce todas las cosas y puede cubrir todo lo que necesitamos para estar bien. Así que debemos en oración escuchar su diagnóstico y las indicaciones para nuestra recuperación. Después de todo, Él nos dio la vida cuando estábamos muertos en pecados. Creo que es el mejor doctor. Oremos para que anhelemos vivir por Su Palabra. Que ella nos examine y nos muestre que se encuentra mal y qué necesita sanidad. Tú sabes que tenemos esos días a veces...
Pues yo tuve todo un weekend. Me enfermé desde el jueves con un virus que me tenía de cama con fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y en el cuerpo. El mismo día que comenzó la fiebre era tanta que decidimos ir a sala de emergencia para que me atendieran. Llegamos a las siete y treinta y salimos de allí a las dos y media de la madrugada para que me dijeran que tenía un virus, cosa que ya sabía. Pues este weekend nos perdimos la primera noche de un discipulado para matrimonios por mi enfermedad, me informaron de la muerte de dos familiares y luego la noche del domingo terminó con una situación familiar de mis hijos donde ellos estaban nerviosos, asustados y angustiados. Pudo haber pasado algo peor pero Dios que en su divina gracia permitió que todo se resolviera sin mayores pérdidas. Estuve en mucho stress este fin de semana, casi ya sin fuerzas o ánimo. Quería pedir ayuda a Dios pero sentía que le había fallado en algo y me daba temor o pensé que no merecía su ayuda ahora que estaba angustiada. Pero Él, que me ama incondicionalmente, trata conmigo a través de Su Gracia para darme lo que no merezco. Lo hizo en la cruz también. El paga mi mal con bien. Y es bastante difícil de entender porque nos enseñan lo de ojo por ojo, cuando Su Palabra nos aconseja a vencer el mal con el bien. Ya Él nos dió el ejemplo. Al final del día quebrantó mi corazón tanta bondad de Su parte para conmigo. Ésto me llevó a pedirle perdón y a comprometerme mas en fallarle menos. Su acto de bondad cambió mi corazón. ¿Porqué no puedo hacer lo mismo por otros? Logramos mas, mucho más, imitando el amor incondicional de Dios. Oremos porque no es tarea fácil premiar el mal con bien, pero recompensa tenemos en el cielo, y gozo en nuestras vidas al seguir la voluntad de nuestro Dios que cada día nos trata de esa forma. Me relataba mi hijo hoy de un perro que recogieron de la calle sus abuelos y lo tienen ya adoptado en su casa. Y mi hijo en vez de estar contento y feliz con el perro, se pasa preocupado y dice que no le gusta el perro cuando él siempre ha querido tener uno. Y le pregunté cual era su razón para esto. Y comenzó a explicarme que él tenía miedo de que el perro fuera a morder a alguien porque era un perro que provenía de la calle. Me decía que a él le gustaban los perros que fueran criados en la casa desde recién nacidos porque uno de la calle no se comportaría bien y en algùn momento morderá a alguien. Yo le contesté que al contrario, que un perro de la calle estaría agradecido de que alguien tuvo amor por él y no le haría daño a nadie. Y entonces él me contesta: " es que a él le gusta volver a la calle a veces", queriéndome decir que ya era así.
Me recordó lo que Dios ha hecho por nosotros. Nos amó de tal manera que nos recogió. Dice su Palabra que nos sacó del lodo cenagoso y nos limpió. Éramos extraños y extranjeros y por su amor nos hizo parte de su familia, nos dio una vida nueva. Nos adoptó por medio del sacrificio que hizo Jesucristo al morir en la cruz. Pero nosotros, al igual que hace el perro de la calle, muchas veces volvemos atrás y caemos, y le fallamos al Señor. En nuestro caso el Espíritu Santo es el que nos alerta de que estamos mal. Es todo un proceso el ir cambiando costumbres, manías, carácter y tantos comportamientos y pensamientos que no agradan a Dios y nos pueden hacer alejar de Él. Pero tenemos los recursos para poder lograrlo. Primeramente tenemos un obstinado amor que nos va a ir perfeccionando hasta lograrlo, tenemos un Espíritu Santo que nos consuela y nos guía; tenemos Su Palabra escrita en nuestros corazones y en nuestras Biblias; contamos con el poder de la oración y de nuestros hermanos en la fe para darnos apoyo. Ya no somos de la calle. Oremos para dar gracias a Dios por habernos adoptado en amor. Que podamos reconocer que todos somos pecadores y que Su sangre es la que nos redime y no debemos vernos como superiores a otros. Pidamos al Señor que nos ayude a perseverar en sus caminos, volviéndonos atrás lo menos posible. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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