He visto en películas la dinámica de cómo trabaja la protección de testigos para un caso importante cuando las vidas de ellos están en riesgo de muerte. Deben dejarlo todo atrás y comenzar una nueva vida, en el lugar que le coloquen, con las nuevas identidades que le asignan, y prácticamente deben comenzar de nuevo, ya que no pueden volver a frecuentar las personas ni los lugares donde acostumbraban moverse a diario. En ocasiones esto ocurre temporalmente pero en otras situaciones es permanente. Puede parecer muy difícil y desconcertante, pero lo cierto es que están protegiendo su vida. De haberse quedado en su zona de comodidad, hubieran perdido la vida. Desde otro punto de vista, tienen una oportunidad de comenzar de nuevo, en una vida estable y segura, donde tratarán de no cometer los mismos errores de la vida anterior. Podríamos decir que la nueva vida en Cristo es algo similar. Estábamos muertos espiritualmente, marcados por el pecado que heredamos y llevamos a diario en este cuerpo, que lo que nos lleva es a ponernos en peligro. ¡Estábamos en peligro de muerte! De hecho, ya estábamos muertos. Dios en su amor, como un regalo, o por gracia, envió a su Hijo a pagar nuestra deuda, y por medio de la fe en Él, nos da vida, una vida nueva. Dios nos da una nueva identidad como hijos suyos y un nombre nuevo. Tenemos ahora su protección 24/7 que nos guía y nos guarda bajo su sombra a través del Espíritu Santo. Pero debemos dejar nuestra pasada manera de vivir atrás y extendernos a la meta, a nuestra nueva identidad y llamado. Vivir en Cristo cambia las cosas. Nuestra vida es muy diferente. Las situaciones que enfrentaremos serán manejadas de forma diferente. No es lo mismo pasar una crisis económica en nuestras fuerzas, que con la provisión de Dios. No será ya igual pasar la enfermedad en Cristo quien renueva mis fuerzas, que enfrentarlo en mi debilidad. No será igual caminar con mi familia estando en Cristo, que caminar juntos mientras el mundo intenta separarnos. Mi vida será de bendición a otros, reflejando la gloria de Dios, y ya no debe ser de tropiezo y causando heridas a otros. Cristo me lleva a perdonar, a ser libre y a vivir en su reposo la vida abundante que sólo Él puede dar. Vivo bajo su protección y cuidados y guiada por quien me amó y lo dio todo por mí. Todo lo que vivo es para su gloria. Oremos al Señor dando gracias por darnos una vida nueva y rescatarnos de la muerte y el castigo eterno. Que podamos recordar a diario cuán bendecidos somos aún en medio de las circunstancias de la vida. Ya los problemas y las situaciones difíciles no serán igual porque estamos bajo la sombra del Omnipotente.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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