Hemos estado viviendo tiempos diferentes. Este año ha sido uno que resalta sobre todos los que hemos vivido hasta la fecha. Aquí en Puerto Rico comenzamos el 7 de enero con un terremoto. Los sismos que le acompañan como secuela los seguimos sintiendo hasta el día de hoy. Vimos este año al despedir el 2019 como e año de la productividad, de la completa transformación de Puerto Rico luego de las consecuencias de huracán María, categoría 5, cuando ya por fin los fondos recibidos se veían por obra, transformando las carreteras y otra recuperación necesaria a un poco más de dos años de su embate. Pero todo fue detenido. Esta vez, un microscópico virus paralizó toda la vida, no sólo en Puerto Rico, sino en el mundo entero. No lo vimos venir. No estábamos preparados. Pensábamos que ya teníamos todo bajo control. Sin embargo, una vez más, pudimos estar cara a cara con nuestra fragilidad humana. El verso de la Biblia que dice que somos como la flor del campo que hoy está y mañana se marchita, cobra sentido. Todo esto debió llevarnos a poner en orden nuestras prioridades. Debió llevarnos a buscar las cosas que trascienden esta vida, las cosas eternas. Vivimos tiempos de incertidumbre y de necesidad. No sabemos que sucederá el próximo mes. Pero todo lo que se ve es la desesperación por entrar en las tiendas. Las grandes filas, en pleno calor, arriesgándose a un contagio mortal, para luego salir de allí con grandes televisores, piscinas, y bebidas alcohólicas. Primero fue el papel de inodoro, hoy las frutas y vegetales son desechadas y los agricultores teniendo pérdidas ante los grandes gastos en productos eléctricos y de lujos que hay que aprovechar por el dinero recibido para ayudar en este tiempo difícil. Todo esto es “normal”. Pero el dar dinero para la obra de Dios, es algo innecesario y totalmente criticado. Está bien dar dinero a la campaña de un político que va a robarte tu dinero cuando llegue al poder y va a crear legislaciones que limitarán tu libertad de una forma moderna. Está bien dar dinero a los artistas que donarán luego el dinero en su nombre y podrán tener exenciones en su reporte de ganancias al gobierno. Está bien gastárselo todo en cosas qué perecen, se rompen y te pueden robar. Pero ven mal que se invierta dinero en misiones que lleven la Palabra de Dios a personas que no tienen ninguna esperanza futura. Ven mal que se invierta dinero en una iglesia que da suministros de alimentos a los que van a buscar ayuda en medio de la necesidad. En mal que se done dinero a entidades como Samaritan’s Purse que ha ido a establecer hospitales en Italia y NY para dar servicios médicos en lugares de altos casos de pandemia. Se ve mal gastar en Biblias o libros cristianos para regalar a otros porque puedes chocar con los derechos de los que no creen. Se ve mal que porque un llamado pastor creó una iglesia sin el respaldo de Dios para hacerse rico, y entonces piensan que todas las iglesias son igual. Pero es más lógico pensar que el nuevo político no va a robar como los demás, o que el partido político dejó sus costumbres para este año. Solo te puedo hablar de mi experiencia. Es bendición dar a lo que permanece. Es una bendición saber que tú has apoyado a algún misionero aunque no lo conozcas. Es una bendición ahorrar para tiempos difíciles y poder ayudar a alguien que lo necesite. Los consejos de Dios en la Biblia están llenos de sabiduría aunque vayan en contra de lo que dice la sociedad. ¿Honró a Dios con mis bienes y no sólo con mi boca? ¿Creo en la fidelidad de Dios? ¿Depende mi estatus social de lo que poseo? ¿Mis bienes detallan mi identidad? Oremos al Señor para que sea su Palabra, sus consejos y su guía lo que mueva nuestras vidas y nos ayude a actuar en sabiduría por e bien de reino de Dios y nuestra familia.
1 Comment
Jacquelinne Herrera
5/24/2020 01:35:00 am
Excelentes palabras, en ocasiones saber el sentir de los demas nos hace reflexionar mejor sobre nuestro estado de animo, y encontrar aliento de fe en personas que perseveran en la palabra de Dios.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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