Hoy me tocó brindar mis servicios de consultoría a un laboratorio en el área oeste de la isla. Era un viaje cómodo, ya que en distancia es como una hora aproximadamente. A eso le sumamos los protocolos de la pandemia, por lo que el tráfico en la carretera está como para salir a pasear. Siempre disfruto mucho del paisaje y me gusta escuchar música o la radio para entretenerme. Así que mientras iba escuchando un tema muy bueno en la radio, llegué a una parte del trayecto donde la carretera, al parecer, está pavimentada en un material distinto. De un viaje en completa armonía, cambió a un viaje acompañado por el sonido ensordecedor de la carretera, que ni la radio me permitía escuchar. Gracias a Dios era solo una pequeña parte del camino. Así mismo leo la historia de Saúl, donde el ruido de fondo no le permitía escuchar la voz de Dios y le agitaba su paciencia. En la vida sucede, que cuando más queremos escuchar la voz de Dios para que sea Él quien dirija nuestros pasos, enfrentaremos circunstancias inesperadas que nos quieren quitar la atención de la voluntad de Dios. El mejor remedio, el que tenía David, que aún en momentos donde falló al Señor, era un varón conforme al corazón de Dios. Debemos cultivar esa relación personal con nuestro Señor y Salvador. ¿Sabes? La voz de las personas que amamos y conocemos mejor la podemos escuchar sin importar la multitud que nos rodee. Yo puedo distinguir la voz de mis hijos, la voz de mi esposo. De igual manera, cuando hemos practicado a escuchar la voz de Dios, cuando hemos encontrado deleite en pasar tiempo con Él, en medio del ruido de los problemas, o lo que nos gritan los que nos rodean, su voz será clara, o al menos, sabemos que nos escucha y esperaremos en fe. Hoy yo oro por mi y por ustedes, pidiendo al Señor que ponga en nosotros la sed y el anhelo por encontrar deleite en su presencia y que como el ciervo brama por las aguas, así le busquemos guiados por su Espíritu Santo.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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