Leí algo que me dejó pensando: "La humanidad huye del dolor, lo resiste. La humanidad medica y anestesia el dolor. Pero considera esto: solamente logrando experimentar el dolor podremos reconocer áreas en nuestras vidas que requieran sanación." Crecemos pensando que el dolor es malo y debemos eliminarlo como sea. De hecho, no es nada agradable experimentar el dolor... nos desconcentra de lo que estemos haciendo y toma toda nuestra atención. Solo pensamos en deshacernos de él. Quizás nunca aprendimos a manejarlo bien en nuestras vidas, cuando es algo por lo que todos pasamos. Pero no siempre sabemos trabajar con él y la reacción más común es la de rendirnos. Me refiero a que llegamos a pensar cuando el dolor es fuerte que no podremos contrarrestarlo y nos rendimos, resignándonos a vivir con él. Pero no debemos dejarnos vencer. Jesucristo mismo experimentó en carne propia el dolor, y de una forma innegable, tanto física como emocionalmente. Experimentó la traición, la soledad, llevó el pecado sobre él por amor a una humanidad que no le buscaba, así mismo sufrió el rechazo de parte de su propio pueblo que le esperaba. Y todo ese dolor no fue en vano. Cristo murió para darnos esperanza y para ser nuestro sanador. "Por su llaga fuimos nosotros curados". Por su dolor hoy podemos tener paz. Ya Él pagó el precio por nuestra paz. Solo debo acercarme a Él. En este mundo tendremos aflicción pero nos dijo que confiáramos en Él, que ya Él venció al mundo. Nos ofrece un amor que cubre todas las faltas, rios de agua viva para saciar nuestra sed espiritual, nos ofrece consuelo y gozo en medio de las pruebas. Ninguna disciplina o prueba será causa de gozo, pero apoyados en Él creceremos y sanaremos áreas de nuestras vidas que necesitan moldearse para Su gloria y para que se cumpla su propósito en nosotros. El dolor en Cristo obrará para bien. Oremos al Señor para descubrir ante Él nuestro dolor y poder descansar en sus promesas y en la seguridad de su amor y su gracia.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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