Comentaba con mi esposo de nuevos cantos de aves que hemos escuchado recientemente. Estamos todavía como a 60 días del encierro por prevención y cuarentena de Covid-19. La vida ha cambiado, en muchísimos aspectos y cambiará aún más cuando podamos relacionarnos de nuevo sin toques de queda ni restricciones de apertura. Lo que muchos han visto como gran pérdida y desventaja, la naturaleza lo ha visto como ganancia. Ha quedado demostrado, para los que aún lo dudaban, lo destructivo que es el ser humano, y el daño que le hace al planeta en que vivimos. Solo bastó con unas varias semanas de detener las mayores actividades económicas del planeta para que se impartiera vida y pureza en los seres vivientes que decoran nuestro entorno. Podemos ver los animales como andan moviéndose en libertad, los mares más claros que nunca, muchas especies de flores más brillantes y un cielo que nos muestra la gloria de Dios. Igualmente en nuestras vidas, a veces es necesario detener procesos que son dañinos a nuestra vida espiritual. A veces, el trabajo en exceso, las muchas actividades que nos quitan el tiempo de calidad con nuestra familia, o las quejas constantes porque las cosas no salen como esperábamos, la frustración por las metas que no hemos al alzado, cuando tiempos como este nos abren los ojos a lo que debe ser nuestra verdadera prioridad. Para crecer, hay que ir dejando atrás lo de niño, por más divertido que parezca. Para caminar ligero debemos despojarnos del peso que nos puede atrasar. Para vivir la vida abundante que solo Cristo nos da, debemos dejarnos guiar por su Espíritu Santo y despojarnos de nuestra naturaleza de pecado que quiere movernos hacia el lado contrario. Pueden de nuevo renacer las flores y los cantos alegres en tu vida. Deja que Dios se encargue de eso, tú solo déjalo a sus pies. Oremos al Señor para que sea su Palabra y su dirección dirigiendo nuestra vida para seguir creciendo en Él y removiendo todo lo que nos estorba en este caminar de fe.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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